lunes, 28 de enero de 2019

Relieves Poéticos





Duerme el día y su corazón es una hoja.
Un recorrido sobre el ámbar.
La transparencia vuelve a ser hialina.
Qué otra cosa podría ser.

El poema es una superficie y las metàforas
forman relieves poèticos.

Qué otra cosa es lo hialino después de
ser cubierto por las sombras.
Sombras que son una condición de la luz
para rozar. Para esgrimir.
Para formar siluetas o pirámides,
anhelos que edifican así extraños objetos
entre la realidad.

Duerme el día pero uno de los 
recorridos en su corazón se encamina a un tallo.
A una ceremonia que sólo sus raíces
pueden unir a la tierra.

El sueño recoge talismanes de
la arena. Acertijos y dirigibles colocan
los nombres del misterio entre
los carbones; en su zozobra tal misterio por 
un instante es hialino.

El desdecimiento embiste una carta
incrustada en el vértigo.
El pájaro sonríe en ese andamiaje que lo
articula a lo invisible.
A una cresta de granizo en los semáforos
del viento.
Allí donde hay otro trafico.

Un tráfico de picos y de alas sostiene el
hemisferio. Uno abstracto y sintético que 
en ocasiones tiene su origen
en una cola.

Uno -a veces- de dirigibles y muestras de 
oxigeno en las manos. 

Porque las manos son el lugar donde
crecen los árboles.





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