Alguna vez debì haber recorrido un sendero.
Una tierra sin minerales donde la imagen
del aluminio era esterilizada.
Y debì haber creado casi desde la imaginaciòn.
Incluso hoy me digo que si pertenecì a la experiencia
ello fue voluntad de ese destino que dicta inspiraciòn
en el arbol de sus sìmbolos.
Busquè palabras debajo de las piedras, jamàs encontrè una.
Sigo buscando en ellas, màs no con la esperanza de encontrarlas.
Llegado un momento en nuestras vidas, se busca nada màs
y llevamos la maldiciòn de separarnos de ese acto para
que logre pronunciarse.
Alguna noche pretendì que los vaticinios recorrieran
mi estupor como lo hizo mi vida. Pero el vaticnio es
otra clase de aurora, algo que no ùnese a nada.
Intentè unirme a la nada, pero ese caos dibujaba
actos tan ardientes como un palo y crecì entre maderàs
buscando su forma. La nube encerrada de su patologìa.
El crimen lacrimògeno.
Alguna vez debì llevar esos tòpicos de la existencia
y con ellos me darramè entre patios y sombras de pinos.
Yo le he dado a la pronunciaciòn ese lenguaje donde
el idioma sueña hasta vibrar nuevamente.
Yo le he dado toda mi esperanza.
Pero entre ofrecer y llegar a un objeto
està el concimiento de invisibles cometas.
De centellas como la oraciòn y un pedazo de vidrio.
De tantas, pero tantas cosas.
Que yo desconozco.
Guillermo Paredes Mattos
domingo, 26 de febrero de 2012
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Impresionante lo he leido varias veces
ResponderEliminarTiene algo q me atrapa
Su profundidad
Me encanta
Creo que es como dices...Por unos momentos lo ignoro totalmente, en otros abrese la posibilidad contraria...Te agradezco ese desprendimiento Maite...No lo he hecho antes y creo que es hora de mostrarte mi gratitud, por situar tu etereo ser por estos lares...jejeje.
ResponderEliminarGuille.
No debes agradecer nada y menos a mi eterea presencia
EliminarEtereamente tuya
Petonets
Jeje