Hay un tipo de palabra por la que desciendes a veces.
Lo haces con un crucigrama de arena en las manos.
Entrenado por la constitución de la lluvia y el exito de los barrenderos
en las calles.
Uno que lo deben a la vida de los malandros.
A los peces de vidrio en la espuma.
Incrustados allí eternamente.
Igual que transgresores que alguna vez errantes confundieron
la superficie del agua con la de la tierra.
E igual que extraños subversivos caminaron
sobre ella.
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