martes, 5 de junio de 2012
La tempestad de la Idea
Algunas ideas presienten desde el corazòn
Otras esperan que estemos dormidos.
Hay de aquellas que recrean praderas avanzando por la noche
Donde el mal està reservado para el fuego.
Otras conocen muy bien los resplandores.
Esos donde nada puede hacerse.
Pero un resplandor es el hombre.
Sus ojos.
Sus oficios cinèticos, como unir una vìa
y llenando de craneos poèticas definiciones
llegamos al brazo cuando golpea una de
sus sombras.
Socavan interiores. Libra su conato con
la intimidad y esquiva el soplo
para hablar del halo.
A veces ese halo vestìa de providencia.
Otras cargaba lo inmediato. Esto es muy personal.
Cuando pienso nunca conocì los nervios de esa palabra
y fuì normal. Normal como la aliteraciòn de mi vida
en cada rocìo, entre sudestadas
de puntas con especies de postraciòn.
Para ese instante apolo tocaba la
demencia.
Tranquilo. Sereno. Como toca la tempestad
la lluvia.
Las constelaciones sin memoria de
toda marejada.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
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