lunes, 11 de junio de 2012
La Razòn de los Halos
Tù que sueles predicarte...
Y posea la razòn un muro de cera, donde
espera a desertar con un àrbol de halo.
Y el halo, dispuesto a convertirse en arena
prodiga romances de esquirlas con las espadañas
muribundos puertos de papel
donde la victima eleva al sol un poema
una reencarnaciòn de estandartes
pues el segundo del mar ha llegado
sin un solo instante.
Y tù que escoras.
Que no pierdes la expresiòn de cancerbero y proa.
Que asumes la maldiciòn con el estilo
de ese tèmpano borrandose entre
unciones de prosa
con el agua.
Tù que sigues.
Que caminas.
Que incluso cierras tus ojos para ver
un habito.
Tù que al igual que la razòn
te desvaneces en los halos.
Guillermo Isaac paredes mattos
Aunque no suele predicarse.
Y posea la razòn un muro de cera, donde
espera a desertar con un àrbol de halo.
Y el halo, dispuesto a convertirse en arena
prodiga romances de esquirlas con las espadañas
muribundos puertos de papel
donde la victima eleva al sol un poema
una reencarnaciòn de estandartes
pues el segundo del mar ha llegado
sin un solo instante.
Y tù que escoras.
Que no pierdes la expresiòn de cancerbero y proa.
Que asumes la maldiciòn con el estilo
de ese tèmpano borrandose entre
unciones de prosa
con el agua.
Tù que sigues.
Que caminas.
Que incluso cierras tus ojos para ver
un habito.
Tù que al igual que la razòn
te desvaneces en los halos.
Guillermo Isaac paredes mattos
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