El Lumen Androgino
Memorizo las heridas del lùmen.
Su iniciaciòn en una rueca de pabellones imitados por
relàmpagos.
Recreo mi corazòn en ese templo donde el iris
exhorta misterios de palabras antiguas
con visionarias formas.
Imagino las palabras del ser en formaciones
de auras
inundadas de coronaciones...Era y es el tiempo
de pertrechos y sonidos confeccionados
por la musica de una oraciòn antes
de morir hecha sentencia.
Yo vivo en este ùltimo hecho, como una fabulaciòn
que el lenguaje dobla arteramente
con maravillosos juicios
de venas
donde no corre la sangre.
Me inspiraban los trotes, el huerto
del mercurio ensortijado. El verbo del lùmen
en aquellas heridas buscando dragones que involucraran
pedazos de fuego en su papel. Nombres de bosques.
Cintas de agua.
Y como no nacì para la noche, recogì su alma
como espìritu de sobreviviente.
Ese sobreviviente buscado por la razòn
en un velo.
Esa proporciòn incondicional del sujeto creado
para descubrir en mis manos
que tan secreta era mi sombra.
Hasta dònde podìa llegar.
A què yelmo de hogueras donde transformarla.
Hasta sepultarla en pulsos de aguas
como hacen los oceanos...
Con todo lo profundo.
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