Alguna vez camine entre la sangre.
Y ví en principio a los planetas elevarse desde ella.
Alguna vez lo hice pues supuse que allí
había una carta.
Una redactada por el granizo.
Para ese entonces la divinidad había devastado el paraíso.
Y los hombres creado lo sagrado.
Aún pienso en esa carta y
me digo: así como existen veleros también una carta.
Es en vano pensar lo contrario.
Hacerlo es dejar a la dialéctica en un plano donde la intuición
bordea la lucidez con otros estandares.
Con otros records.
Un día contemplare su superficie y
sus fronteras limitarán nada más
con mis ojos.
El universo mostrara otra mirada.
Otra humedad.
Y al contemplar aquella carta con la anuencia de los glóbulos rojos
diré que es momento de buscar una araña.
Sin saber porqué diré que es momento.
Alguna vez camine entre la sangre.
Y una de las pocas cosas que ví
Fue a los planetas huyendo casi con desesperación de ella.
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